Más zonas verdes, aceras más amplias, calles asfaltadas, un centro histórico que se rehabilita, mayor presencia policial en las calles o eventos culturales al aire libre son algunos de los signos que muestran desde hace algunos meses que algo está pasando en Caracas, antaño sinónimo de una calidad de vida que atrajo a decenas de miles de inmigrantes.

Sin embargo, cuando Caracas se convierte en una ciudad fantasma por la noche debido a la violencia, cuando los atascos duran horas o la gente prefiere disfrutar encerrada en un centro comercial, está claro que queda mucho por hacer para transfigurar el rostro hostil de la capital venezolana, donde viven unos 4 millones de habitantes.

"Hacen falta más espacios públicos abiertos y hace falta que la gente supere el miedo y vaya a esos lugares públicos y los cuide, en lugar de quedarse encerrado en su casa"

"No se recupera la vitalidad de una ciudad insistiendo en que es peligrosa. Caracas tiene posibilidades y hay que arriesgarse un poco para conquistarlas. Mientras más gente esté en la calle, más segura es", afirma Carvajal.

El centro histórico de Caracas es uno de los lugares donde con más ahínco debe lucharse contra la inseguridad, la suciedad o la falta de espacio para los peatones.

"Vamos a transformar Caracas para transformarla en una ciudad mucho más amable"